Called to Suffer and Rejoice: For Holiness and Hope/es
From Gospel Translations
Romanos 5:1-8 Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo; 2 por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios. 3 Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; 4 y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza; 5 y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado. 6 Porque Cristo, cuando aún éramos débiles, a su tiempo murió por los impíos. 7 Ciertamente, apenas morirá alguno por un justo; con todo, pudiera ser que alguno osara morir por el bueno. 8 Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.
Espero, en las próximas 4 semanas, ayudarle a prepararse para sufrir por Cristo. Una de las razones por que creo que debemos prepararle para sufrir por Cristo es que la Biblia dice que debemos hacerlo; la otra razón es que la situación moderna también nos lo dice.
David Barrett, el misionero erudito que editó la ‘Oxford World Christian Encyclopedia’ [Enciclopedia Cristiana Mundial de Oxford], publica cada año un boletín actualizado, sobre la condición del movimiento cristiano alrededor del mundo, con proyecciones de cómo podrían estar las cosas en el año 2000, en el boletín de este año informó que en 1980 hubo cerca de 270,000 mártires cristianos. Este año probablemente habrán 308,000 y en el año 2000 el estima unos 500,000.1 Estas son personas que en mayor o menor medida, mueren porque son cristianos.
Hoy por hoy, en Somalia decenas de miles de cristianos están siendo intencionalmente aislados y privados de alimentos hasta la muerte por grupos rivales. En Nigeria las tensiones entre la población musulmana y cristiana son peligrosamente explosivas. Hay millones de cristianos en China y en muchos otros países que viven en constante peligro de acoso y encarcelamiento.
En nuestra propia tierra, la sociedad secular en general, especialmente las élites intelectuales y los líderes de medios de comunicación, son cada vez más hostiles hacia la iglesia Evangélica y la visión bíblica de la honradez y la bondad por la cual nos mantenemos. La primera enmienda ha sido tan distorsionada para el servicio de antagonistas seculares que sería factible para algunos jueces decir que la provisión pública de agua, electricidad y alcantarilla a las edificaciones de las iglesias cristianas provee un establecimiento inconstitucional de la religión debido a los recursos gubernamentales y sus regulaciones.
Los protestantes ‘pro-vida’ que están simplemente orando pacíficamente en una propiedad pública, pueden ser violentamente asaltados por los ‘defensores del aborto’, como en Búfalo, Nueva York y no recibir protección de la policía. Y ser, en cambio, acusados de crimen.
El nombre de Jesús esta siendo despreciado y blasfemado por artistas famosos de una manera que en décadas anteriores los hubiera hechos recriminables a los ojos del público. Pero hoy es aprobado o pasado por alto.
Todo esto va a terminar en que ser cristiano, va a costar más en los años que vienen, y terminar la Gran Comisión va a costar la vida de algunos -como ya ha ocurrido, y lo que siempre ha sucedido. Mil ochocientos años atrás Tertuliano dijo “nosotros [los cristianos] nos multiplicamos cada vez ustedes siegan nuestras vidas; la sangre de los cristianos es semilla” (Apologético 50); doscientos años más tarde San Jerónimo dijo: “La iglesia de Cristo ha sido fundada por el derramamiento de su propia sangre no la de otros, por soportar el atropello, no por inflingirlo. Las persecuciones la han hecho crecer; el martirio la ha coronado” (Carta 82).
Hoy hablamos mucho de los países cerrados, hemos perdido casi totalmente la perspectiva de Dios en las misiones -como si alguna vez él hubiera dicho que sería fácil y seguro. No hay países cerrados, para quienes piensan así, esa persecución, encarcelamiento y muerte, son los resultados esperados por difundir el evangelio. Jesús dijo claramente que estos eran los resultados viables. “Entonces os entregarán a tribulación, y os matarán, y seréis aborrecidos de todas las gentes por causa de mi nombre” (Mateo 24:9). “Acordaos de la palabra que yo os he dicho: El siervo no es mayor que su señor” (Juan 15:20).
Hasta que recobremos la perspectiva de Dios sobre el sufrimiento y la difusión el evangelio, no nos regocijaremos en el triunfo de la gracia que él tiene en mente.
La obediencia en las misiones y en la justicia social, siempre ha sido costosa y siempre lo será. En la aldea de Miango, Nigeria hay un hotel del SIM y una pequeña iglesia cuyo nombre es Kirk Chapel. Detrás del templo está su pequeño cementerio con 56 tumbas. 33 de ellas guardan los cuerpos de niños misioneros. Las lápidas rezan: “Ethyl Arnold: Septiembre 1, 1928- Septiembre 2, 1928” “Bárbara J. Swanson: 1946-1952” “Eileen Louise Withmoyer: Mayo 6 1952- Julio 3, 1955” para muchas familias este fue el precio de llevar el evangelio a Nigeria en años recientes. Charles White cuando contaba su historia acerca de la visita a este pequeño camposanto, concluyó con una oración tremendamente poderosa, dijo: ‘De la única manera que podemos comprender lo del cementerio en Miango, es al recordar que también Dios enterró a su hijo en el campo de las misiones.’2
Y cuando le levantó de la muerte, mandó a la iglesia que le siguiera al mismo peligroso campo, ese campo es “todo el mundo”. Pero, ¿estamos dispuestos a seguirlo?
Hace dos años en Ermelo Holanda, el hermano Andrew me contó la historia en la que, sentado en Budapest, Hungría, junto a una docena de pastores de esa ciudad, enseñándoles de la Biblia; un amigo entró, era un pastor de Rumania, quien había sido liberado recientemente de prisión. El hermano Andrew nos cuenta que comprendió que era momento de escuchar y dejó de enseñar.
Después de una gran pausa el pastor rumano dijo:
- ‘Andrew, ¿Hay en Holanda algunos pastores en prisión?’.
- ‘No’ -le replicó
- ‘¿Por qué no?’-preguntó el Pastor.
El hermano Andrew lo pensó por un momento y dijo:
- ‘Pienso que debe ser porque nosotros no nos aprovechamos de todas las oportunidades que Dios nos da’.
Entonces vino la pregunta más difícil:
- ‘Andrew, ¿Y qué usted hace con (2da a Timoteo 3:12)?’
El hermano Andrew abrió su Biblia, se dirigió al texto y leyó en voz alta:
- “Todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución” -cerró la Biblia lentamente, y dijo –‘Hermanos, por favor, perdónenme. No hacemos nada con ese verso.’3
Me temo, que hemos domesticado el concepto de devoción y lo hemos convertido en una moralidad inofensiva de clase media de acuerdo a la ley, y que 2da a Timoteo 3:12, se ha vuelto ininteligible para nosotros. Pienso que muchos de nosotros no estamos preparados para sufrir por el evangelio. Y por eso es que me siento llamado a tomar 4 semanas para tratar con lo que la Biblia dice sobre esto y lo que Dios nos está pidiendo hoy. Cada mensaje se corresponde con uno de los 4 propósitos del sufrimiento. Y podemos hablar de propósito del sufrimiento porque claramente es la intención de Dios que suframos en ocasiones por el bien de la honradez y el evangelio. Por ejemplo, “De modo que los que padecen según la voluntad de Dios, encomienden sus almas al fiel Creador, y hagan el bien” (1ra de Pedro 4:19); cf.3:17; Hebreo 12:4-11).
Los 4 Propósitos Del Sufrimiento, Que Tengo En Mente Son:
- El propósito moral, porque sufrir refina nuestra santidad y esperanza (Romanos 5:1-8)
- El propósito de intimidad porque en el sufrimiento nuestra relación con Cristo se torna más profunda y más dulce (Filipenses 3:7-14)
- El propósito de las misiones, porque Dios nos llama a completar las aflicciones de Cristo mientras ampliamos su valor a través de nuestra realidad (Colosenses 1:24).
- Y el propósito de gloría, porque este desaire y aflicción momentáneos están produciendo en nosotros un eterno peso de gloria (2 Corintios 4:16-18).
El Propósito Moral (o Espiritual) del Sufrimiento
Hoy nos concentramos en el propósito moral (o espiritual) del sufrimiento. Dios nos ordena sufrir por el evangelio y la honradez, debido a los efectos morales y espirituales que esto tiene sobre nosotros.
Leamos uno de los grandes textos sobre este punto: Romanos 5:3-4. Después de mostrar que estamos justificados por la fe, que a través de Jesús tenemos acceso a la gracia y permanecemos en ella, en el verso 2 dice que nosotros los cristianos “nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios”. La causa principal de júbilo en la vida cristiana es la intensa expectativa de que veremos y compartiremos la gloria de Dios. La esperanza por la gloria de Dios es el meollo de nuestra alegría.
Ahora, si esto es verdad, entonces Pablo es perfectamente coherente al seguir y decir en el versículo 3 y 4 que también nos glorificamos en las cosas que hacen incrementar nuestra esperanza. Esta es la línea de razonamiento aquí. Comenzamos con la esperanza de la gloria de Dios al final del versículo 2 y terminamos con la esperanza al final del versículo 4. El punto es: Si nos gloriamos en la esperanza nos regocijaremos en lo que provoca esperanza.
Así que los versículos 3 y 4 describen lo que esto es. “Y no sólo en esto [no solamente nos glorificamos en la esperanza de la gloría de Dios], sino también en nuestros sufrimientos, porque sabemos que el sufrimiento produce perseverancia; 4 la perseverancia [provoca], entereza de carácter [una sensación de estar aprobado]; la entereza de carácter [provoca], esperanza” (NVI).4
Así, la razón por la que nos gozamos en las tribulaciones no es que nos guste el dolor, la miseria, la incomodidad, o el problema (no somos masoquistas), sino que las tribulaciones producen lo que realmente nos gusta: un sentido de esperanza más y más fuerte que viene a través de la experiencia de la perseverancia paciente y la sensación de estar aprobados.
Así, la lección principal es que Dios tiene un propósito en el sufrimiento de su gente. Y ese propósito a menudo difiere del objetivo del ministerio en el que están laborando. El objetivo del ministerio podría ser evangelizar a personas solteras sin iglesias, o profesionales suburbanos, o musulmanes turcos. Pero el propósito de Dios podría ser poner en prisión a ministros y misioneros, para así producir más esperanza en ellos. Dios siempre está haciendo más que esto (como podremos ver en las 4 semanas siguientes) pero esto sería suficiente.
En otras palabras, Dios no abordará el ministerio, la productividad, y la eficiencia de la manera en que lo haríamos nosotros. Una y otra vez Pablo tuvo que encargarse del extraño trabajo de Dios en sus encarcelamientos, palizas, naufragios y planes desechos. ¿Cómo podría Dios ser tan ineficiente como para dejar que su misión fuese bloqueada así una y otra vez? La respuesta a este texto (no la única respuesta) sería: Dios está comprometido a incrementar la esperanza y santidad de su gente en el proceso de alcanzar a los perdidos. Solo Dios sabe como equilibrar estas dos prioridades y que sucedan de la mejor manera.
Tres Efectos Mencionados
Ahora, miremos específicamente el efecto de las aflicciones. Hay tres efectos mencionados específicamente en los versos 3 y 4.
1. Perseverancia
Primero, las tribulaciones provocan perseverancia, o resistencia paciente Pablo no quiere decir que esto sea una verdad universal. Para muchos las tribulaciones desencadenan odio, amargura, ira, resentimiento y rumores. Pero este no es el efecto que produce en aquellos que tienen el Espíritu de Cristo. Para ellos el efecto es la resistencia paciente, porque el fruto del Espíritu es paciencia.
La cuestión es que hasta que el sufrimiento no llega a nuestra vida (especialmente el sufrimiento para el bien de Cristo y su honradez), no experimentamos el alcance y la profundidad de nuestra devoción por Cristo. Hasta que los tiempos se ponen difíciles no probamos, ni sabemos en verdad, si somos cristianos de bonanza solamente; la clase que Jesús describe en la Parábola del Sembrador, en Marcos 4:16-1.
Estos son asimismo los que fueron sembrados en pedregales: los que cuando han oído la palabra, al momento la reciben con gozo; 17 pero no tienen raíz en sí, sino que son de corta duración, porque cuando viene la tribulación o la persecución por causa de la palabra, luego tropiezan.
Pablo está diciendo que una gran consecuencia de la tribulación es que provoca la resistencia y perseverancia paciente en el pueblo de Dios, de modo que puedan ver la fidelidad de Dios en sus vidas y saber que verdaderamente son de él.
2. Carácter
Esa es la cuestión de la segunda consecuencia que es mencionada (v.4). “La perseverancia [produce], entereza de carácter” (NVI). Literalmente la palabra dokimen significa ‘experiencia de ser probado y aprobado’, diríamos “aprobado” o “probado”.
Esto no es difícil de comprender. Si cuando vienen las tribulaciones, usted persevera en devoción a Cristo y no se vuelve contra él, entonces saldrá de esa experiencia con una sensación más fuerte de que realmente está probado, de que no es un hipócrita. El árbol de la confianza fue torcido y no se rompió. Su fidelidad y lealtad fueron puestas a pruebas y pasaron. Ahora tiene “entereza de carácter”. El oro de su fe fue puesto en el fuego y salió refinado, no consumido.
Cuando a través de juicios abrasadores tu camino se traza.
Mi gracia todo suficiente siempre basta.
La llama no quema, yo solo lo ordeno
Vuestra escoria consumir y vuestro oro refinar.
Este es el segundo efecto de la aflicción: La prueba y el refinamiento del oro de nuestra lealtad a Jesús. La perseverancia produce la certeza de ser aprobados.
3. Esperanza
El tercer efecto viene de esa sensación de estar probado, aprobado y refinado. Verso 4b: “la entereza de carácter, esperanza” (NVI). Esto nos lleva de vuelta al verso 2: “nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios”. La vida cristiana comienza con esperanza en las promesas de Dios en el evangelio, y a través de la aflicción asciende en espiral produciendo más y más esperanza.
La aprobación provoca más esperanza, porque nuestra esperanza crece cuando experimentamos la realidad de nuestra propia autenticidad a través de la prueba. Las personas que mejor conocen a Dios son aquellas que sufren con Cristo. Las personas que son más inquebrantables en su esperanza son aquellas que han sido más profundamente probadas. Las personas que más seriamente, rotunda y ansiosamente buscan la esperanza de la gloria, son aquellas a quienes se ha despojado de sus comodidades a través de las tribulaciones.
Así, lo primero que decimos sobre el sufrimiento y la aflicción, es que Dios tiene un propósito en ello. Y ese propósito es producir la resistencia paciente de su pueblo por amor de su Nombre; y, a través de esto, examinar, probar, y refinar la realidad de la fe y la fidelidad a Cristo. Y, con esta sensación de aprobación, afianzar, profundizar e intensificar nuestra esperanza.
En nuestro ministerio tenemos como objetivos, la iglesia (discipulado urbano, pastorear pequeños grupos, establecer contactos evangelizando, defender a los niños por nacer; la movilización de la iglesia y de los niños).
Tenemos la gran visión misionera de enviar dos mil antes de 2000. Tenemos una construcción que pagar y un presupuesto que establecer, todo esto para Cristo y su Reino. Cuanto de esto, en su soberanía, Dios permitirá que suceda, no sé. Pero esto sí sé, que en nuestra obediente persecución de estos objetivos, Dios tiene un propósito para cada obstáculo, para cada frustración, para cada dolor y cada aflicción; y este propósito es tan importante como los objetivos mismos: su perseverancia, entereza de carácter y esperanza en la gloria de Dios.
Lo demás que Dios pueda estar haciendo al planear nuestras vidas, lo está haciendo siempre al nivel de corazón. Y así, gloriémonos con Pablo en la esperanza de la gloria y en las tribulaciones que llegan.
1 International Bulletin of Missionary Research [Boletín Internacional de Investigación Misionera]. Volumen 16, No.1 Enero, 1992, P.27.
2 Charles White, “Small Sacrifices” [“Pequeños Sacrificios”] Christianity Today, Volumen 36, No.7, Junio 22, 1992, p.33.
3 Sacado del prólogo a Herbert Schlossberg, “Called to Suffer, Called to Triumph” [Llamado Para Sufrir, llamado a triunfar], (Portland: Multnomah Press, 1990) pp.9-10.
4 Todas las citas bíblicas provienen de la RVR 1960, excepto donde se indique otra referencia.