Battling the Unbelief of Covetousness/es

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 1 Timoteo 6:6-12 
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:'''1 Timoteo 6:6-12'''
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El objetivo que tengo para nosotros en esta serie de mensajes es dejar impresa nuestra mente de manera permanente esta verdad: debemos combatir el pecado en nuestras vidas luchando contra la incredulidad, y para lograr la justicia, la santidad y el amor debemos pelear la batalla de la fe. <br><br>Las tres razones objetivo de esta serie<br><br>Existen por lo menos tres razones que la convierten en objetivo para para nosotros.<br><br>1. La Necesidad de la perseverancia para la Salvación<br><br>En primer lugar, (de conformidad con Hebreos 12:14) hay una santidad sin la cual no vamos a ver el Señor. Hay cristianos practicantes que viven una vida de desobediencia tal, que oirán a Jesús decir (de acuerdo con Mateo 7:23), "Nunca os conocí; apartaos de mi, hacedores de maldad." Hay personas que acuden a la iglesia y creen que son salvas porque oraron y recibieron a Jesús una vez, sin darse cuenta de que la prueba de la autenticidad de dicha oración es la perseverancia. Como dijo Jesús en Mateo 24:13, "Mas el que persevere hasta el fin, este será salvo." Pablo le dice a los creyentes profesantes, "porque si vivís conforme a la carne, moriréis.. "(Romanos 8:13). No quiero que vayan a Belén durante 10, 20 o 30 años y, luego pasen la eternidad en el infierno porque nunca aprendieron a pelear la batalla de la fe y a perseverar en la santidad. Esta es la primera razón por la que estoy predicando esta serie.<br><br>2. El camino equivocado hacia la búsqueda de la santidad
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La meta que tengo para nosotros en esta serie de mensajes es fijar en nuestra mente de manera permanente esta verdad: debemos combatir el pecado en nuestras vidas luchando contra la incredulidad, y para lograr la justicia, la santidad y el amor debemos pelear la batalla de la fe.  
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La segunda razón es que hay una manera de buscar la santidad que contraproducente y conduce a la muerte. ¡Qué tragedia, si tan solo yo pudiera convencerlos basándome en las Escrituras de que hay una santidad sin la cual vamos a ver al Señor, sin que comenzaran a luchar por conseguirla en una forma que es denunciada en las Escrituras y está condenada al fracaso! Romanos 9:31 dice, "mas Israel, que iba tras una ley de justicia, no la alcanzo. ¿Por qué? Porque no la busco por la fe, sino como si fuera por obras". Y no lo es! Práctica, cada día la justicia se alcanza cuando la ley es perseguida por la fe, no por obras. "Obras" es la guerra de unempowered justicia por la fe en el cumplimiento, la liberación de las promesas de Dios. Así pues, la segunda razón estoy predicando esta serie es que estoy tan preocupada que aprender a luchar por la santidad por la fe y no por obras.<br><br>3. La gloria de Dios en nuestra perseverancia<br><br>La tercera razón de esta serie es que quiero que Dios sea glorificado en nuestra búsqueda de la santidad, la justicia y el amor. Pero Dios no se glorifica en nuestra búsqueda si no estamos facultados por la fe en sus promesas. Y así, a menos que aprendamos a como pelear la batalla de la fe, podremos lograr objetivos religiosos y morales notables, pero no para la gloria de Dios. Él se glorifica cuando se confía en él (Romanos 4:20). Él se glorifica cuando el poder de santidad proviene de nuestro deleite en sus promesas. Dado que este es un domingo de Reforma, es apropiado dejar que Martin Lutero hable sobre esta gran verdad:<br><br>La fe honra a aquel en el que confía con el más reverente y más alto respeto, ya que lo considera veraz y digno de confianza. No hay otro honor igual al de la estima que representa la veracidad y rectitud con la que honramos aquel en quien confiamos. . . Cuando el alma confía firmemente en las promesas de Dios, lo considera como veraz y justo, y reconoce sus atributos. El culto más alto que se le puede rendir a Dios, es este, que le atribuyamos la verdad, rectitud y todo lo que se le atribuye a la persona que se le tiene confianza. (Libertad de un cristiano, colección Dillinger, p. 52)<br><br>Así las cosas, mi gran deseo en esta serie es que aprendamos a vivir por el honor de Dios, y esto significa vivir por la fe en las promesas de Dios; significa batallar contra la incredulidad que quiere apoderarse de nuestros corazones, incluyendo la codicia.<br><br>La definición de la codicia<br><br>Nuestro tema del día de hoy es la codicia.<br><br>Creo que nuestro texto en 1 Timoteo deja en claro lo que es la codicia y que la batalla contra esta, es una batalla contra la incredulidad o una lucha por la fe en las promesas de Dios.
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Las tres razones objetivo de esta serie
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La palabra "codicia" no se utiliza aquí, sin embargo, es su realidad de lo que trata este texto. Cuando en el versículo 5b dice que algunos de ellos están tratando la piedad como un medio de ganancia, Pablo responde en el versículo 6 que "pero gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento". Esto nos da la clave para la definición de la codicia. La codicia es algo que desea tanto que se pierde el contentamiento en Dios. "Gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento".<br><br>Lo opuesto a la codicia es el contentamiento en Dios. Cuando el contentamiento en Dios disminuye, la codicia por la ganancia aumenta. Por eso Pablo dice en Colosenses 3:5 que la codicia es idolatría. "Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros: fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia, que es idolatría." Es idolatría, porque el contentamiento que el corazón debería estar recibiendo de Dios, lo comienza a recibir de otro cosa.  
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Existen por lo menos tres razones que la convierten en objetivo para para nosotros.
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Por lo tanto, la codicia es desear algo tanto que se pierde el contentamiento en Dios, o perder el contentamiento en Dios para buscarlo en otra parte.<br><br>¿Alguna vez consideró que los Diez Mandamientos comienzan y terminan con prácticamente el mismo mandamiento? "No tendrás dioses ajenos delante de mí" (Éxodo 20:3) y "No codiciarás" (Éxodo 20:17) son mandamientos casi iguales. Codiciar es desear cualquier otra cosa diferente a Dios de manera que revela una pérdida de contentamiento y satisfacción en él. La codicia es un corazón dividido entre dos dioses. Por ello, Pablo lo denomina idolatría.
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1. La Necesidad de la perseverancia para la Salvación
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"Huya de la Codicia – Pelee la buena batalla de la Fe "  
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En primer lugar, (de conformidad con Hebreos 12:14) hay una santidad sin la cual no vamos a ver el Señor. Hay cristianos practicantes que viven una vida de desobediencia tal, que oirán a Jesús decir (de acuerdo con Mateo 7:23), "Nunca os conocí; apartaos de mi, hacedores de maldad." Hay personas que acuden a la iglesia y creen que son salvas porque oraron y recibieron a Jesús una vez, sin darse cuenta de que la prueba de la autenticidad de dicha oración es la perseverancia. Como dijo Jesús en Mateo 24:13, "Mas el que persevere hasta el fin, este será salvo." Pablo le dice a los creyentes profesantes, "porque si vivís conforme a la carne, moriréis.. "(Romanos 8:13). No quiero que vayan a Belén durante 10, 20 o 30 años y, luego pasen la eternidad en el infierno porque nunca aprendieron a pelear la batalla de la fe y a perseverar en la santidad. Esta es la primera razón por la que estoy predicando esta serie.
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Ahora, lo que Pablo está haciendo en 1 Timoteo 6:6-12 es tratando de persuadir a la gente de no ser codiciosa. Pero aseguremos de que vemos como Pablo entiende esta batalla contra la codicia. Él da sus razones para no ser codicioso en los versículos 6-10 (que volveremos a ver), y a continuación, en el versículo 11 le dice a Timoteo que evite o huya de todo eso – huir del amor al dinero y el deseo de ser rico, principalmente de la codicia.
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2. El camino equivocado hacia la búsqueda de la santidad
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Y dice en el versículo 11b, en lugar de ceder a la codicia", y sigue la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia y la mansedumbre". Y de esta lista escoge la "fe" para darle atención especial, y dice (en el versículo 12), "Pelea la buena batalla de la fe". En esencia, dice entonces, "huye de la codicia... Pelea la buena batalla de la fe".  
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La segunda razón es que hay una manera de buscar la santidad que contraproducente y conduce a la muerte. ¡Qué tragedia, si tan solo yo pudiera convencerlos basándome en las Escrituras de que hay una santidad sin la cual vamos a ver al Señor, sin que comenzaran a luchar por conseguirla en una forma que es denunciada en las Escrituras y está condenada al fracaso! Romanos 9:31 dice, "mas Israel, que iba tras una ley de justicia, no la alcanzo. ¿Por qué? Porque no la busco por la fe, sino como si fuera por obras". Y no lo es! Práctica, cada día la justicia se alcanza cuando la ley es perseguida por la fe, no por obras. "Obras" es la guerra de unempowered justicia por la fe en el cumplimiento, la liberación de las promesas de Dios. Así pues, la segunda razón estoy predicando esta serie es que estoy tan preocupada que aprender a luchar por la santidad por la fe y no por obras.
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En otras palabras, la lucha contra la codicia no es otra cosa que la batalla de la fe. Esta es una de las pruebas más claras de que la manera de obedecer los Diez Mandamientos (uno de los cuales es, "No codiciarás!") es por la fe. Es también la prueba de que la codicia es un estado de incredulidad. <br>Si pensamos en ello, eso es justamente lo que la definición de la codicia implica. Dijimos que la codicia es desear tanto algo que se pierde el contentamiento en Dios, o es la pérdida de su contentamiento en Dios para que comenzar a buscar satisfacción en otra parte. Este contentamiento es justamente lo que es la fe. <br>
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3. La gloria de Dios en nuestra perseverancia
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Jesús dijo en Juan 6:35, "Yo soy el pan de vida; el que viene a mí, nunca tendrá hambre, y el que cree en mí nunca tendrá sed". En otras palabras, creer en Jesús significa experimentarlo como la satisfacción a la sed de mi alma y al hambre de mi corazón. La fe es experimentar contentamiento en Jesús. La batalla de la fe es la lucha por mantener ese contentamiento en Cristo y continuar creyendo que El suplirá todos y cada uno de nuestros deseos. <br><br>La codicia es entonces, exactamente lo contrario a la fe. Es la pérdida del contentamiento en Cristo de manera que comenzamos a desear otras cosas para satisfacer las ansias de nuestro corazón. No hay duda, que la lucha contra la codicia es una batalla contra la incredulidad y una batalla por la fe. Cada vez que sintamos la mas minima manifestación de codicia en nuestro corazón, debemos aminorarla y luchar con todas nuestras fuerzas con las armas de la fe.<br><br>La principal arma de fe es la Palabra de Dios. Así que cuando la codicia comienza a manifestarse, debemos comenzar a predicarnos a nosotros mismos la Palabra de Dios. Tenemos que escuchar lo que dice Dios. Tenemos que escuchar sus advertencias acerca de lo que le pasa a los codiciosos, y lo grave que es la codicia. Y tenemos que escuchar sus promesas que le dan gran contentamiento al alma y superan todos los deseos codiciosos.  
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La tercera razón de esta serie es que quiero que Dios sea glorificado en nuestra búsqueda de la santidad, la justicia y el amor. Pero Dios no se glorifica en nuestra búsqueda si no estamos facultados por la fe en sus promesas. Y así, a menos que aprendamos a como pelear la batalla de la fe, podremos lograr objetivos religiosos y morales notables, pero no para la gloria de Dios. Él se glorifica cuando se confía en él (Romanos 4:20). Él se glorifica cuando el poder de santidad proviene de nuestro deleite en sus promesas. Dado que este es un domingo de Reforma, es apropiado dejar que Martin Lutero hable sobre esta gran verdad:<blockquote>La fe honra a aquel en el que confía con el más reverente y más alto respeto, ya que lo considera veraz y digno de confianza. No hay otro honor igual al de la estima que representa la veracidad y rectitud con la que honramos aquel en quien confiamos. . . Cuando el alma confía firmemente en las promesas de Dios, lo considera como veraz y justo, y reconoce sus atributos. El culto más alto que se le puede rendir a Dios, es este, que le atribuyamos la verdad, rectitud y todo lo que se le atribuye a la persona que se le tiene confianza. (Libertad de un cristiano, colección Dillinger, p. 52)</blockquote>
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Así las cosas, mi gran deseo en esta serie es que aprendamos a vivir por el honor de Dios, y esto significa vivir por la fe en las promesas de Dios; significa batallar contra la incredulidad que quiere apoderarse de nuestros corazones, incluyendo la avaricia.
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Advertencias contra la codicia<br><br>En primer lugar, algunas advertencias.<br><br>1. La codicia nunca trae satisfacción<br>
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La definición de la avaricia
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Eclesiastés 5:10, "El que ama el dinero, no se saciara de dinero; y el que ama el mucho tener, no sacara fruto. También esto es vanidad".<br><br>Esta es la palabra de Dios en cuanto al dinero: no satisface a los que lo aman. Si creemos en El, nos apartaremos del amor al dinero. Es un callejón sin salida.<br><br>Jesús dijo así en Lucas 12:15, "Mirad, y guardaos de toda avaricia; porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee". Si la palabra del Señor necesitara confirmación, es un hecho que existe mucha gente rica miserable en el mundo para demostrar que la satisfacción en la vida no proviene de las posesiones.<br><br>2. La codicia ahoga la vida espiritual<br><br>Jesús dijo la parábola de la tierra (Marcos 4:1-20) que algunas semillas cayeron sobre las espinas y estas crecieron y las ahogaron.<br><br>Luego interpretó la parábola y dijo que la semilla es la Palabra de Dios. La semilla sembrada entre las espinas se interpreta de este modo: "lo mundano, el deleite en las riquezas y el deseo de otras cosas, entran y ahogan la palabra, y por ende, hay esterilidad".<br><br>Cuando se predica la Palabra de Dios, se levanta una verdadera batalla. El deseo por otras cosas puede ser tan grande que los comienzos de una vida espiritual pueden ahogarse por completo. Esta es una temible advertencia de que todos debemos estar en guardia cada vez que escuchamos la Palabra de Dios para recibirla con fe y no ahogarla con la codicia.  
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Nuestro tema del día de hoy es la avaricia.
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3. La codicia da lugar a muchos otros pecados<br><br>1 Timoteo 6:10 dice: "porque raíz de todos los males es el amor al dinero". Y Santiago 4:2 dice, "Codiciáis, y no tenéis; matáis y ardéis de envidia, y no podéis alcanzar; combatís y lucháis".
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Creo que nuestro texto en 1 Timoteo deja en claro lo que es la avaricia y que la batalla contra esta, es una batalla contra la incredulidad o una lucha por la fe en las promesas de Dios.  
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La codicia es la base de millares de otros pecados. Y esto hace que la advertencia de huir de ella y combatirla con todas nuestras fuerzas, sea aun mayor.  
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La palabra "avaricia" no se utiliza aquí, sin embargo, es su realidad de lo que trata este texto. Cuando en el versículo 5b dice que algunos de ellos están tratando la piedad como un medio de ganancia, Pablo responde en el versículo 6 que "pero gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento". Esto nos da la clave para la definición de la avaricia. La avaricia es algo que desea tanto que se pierde el contentamiento en Dios. "Gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento".
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4. La codicia le abandona cuando usted mas necesita ayuda<br><br>Le abandona a la hora de la muerte. 1 Timoteo 6:7 dice: "porque nada hemos traído a este mundo, y sin duda nada podremos sacar". En la mayor crisis de su vida, cuando usted necesita contentamiento, esperanza y seguridad más que en cualquier otro momento, su dinero y todas sus posesiones adquieren alas y vuelan lejos. Le abandonan. Solo son amigos de los buenos tiempos. Y al entrar a la eternidad, se entra sin nada, solo con el contentamiento que usted tenia en Dios.  
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Lo opuesto a la avaricia es el contentamiento en Dios. Cuando el contentamiento en Dios disminuye, la avaricia por la ganancia aumenta. Por eso Pablo dice en Colosenses 3:5 que la avaricia es idolatría. "Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros: fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia, que es idolatría." Es idolatría, porque el contentamiento que el corazón debería estar recibiendo de Dios, lo comienza a recibir de otro cosa.  
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Si usted muriera ahora mismo, ¿estaría llevando una carga de contentamiento en Dios, o estaría de pie delante de él con un agujero espiritual donde antes se encontraba la codicia? La codicia le abandona cuando usted más necesita ayuda.<br><br>5. Al final la codicia destruye el alma<br><br>1 Timoteo 6:9 dice: "Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo; y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición".<br><br>Al final la codicia destruye el alma en el infierno. La razón por la que estoy seguro de que esta destrucción no es un fiasco financiero temporal, sino la destrucción final en el infierno es que Pablo dice en el versículo 12 que la codicia debe pelearse con la buena batalla de la fe, y luego añade, "echa mano de la vida eterna, a la cual asimismo fuiste llamado, habiendo hecho la buena profesión delante de muchos testigos”. Lo que está en juego al huirle a la codicia y luchar la buena batalla de la fe, es la vida eterna. (Véase 6:19).<br><br>Así las cosas, el versículo 9 no está diciendo que la codicia puede estropear su matrimonio o su empresa (que sin duda lo puede hacer!), sino que la codicia puede contaminar su eternidad con ruina y destrucción, o como dice el versículo 10 al final, "el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores". (Literalmente: "traspasados con muchos dolores.")<br><br>Dios ha ido más allá en la Biblia advirtiéndonos misericordiosamente que la idolatría de la codicia es una situación en la que no hay ganancia. Es un callejón sin salida en el peor sentido de la palabra. Se trata de un truco y una trampa. Por lo tanto, mi palabra para ustedes es la palabra de 1 Timoteo 6:11: Huye de ella. Cuando la veas venir (en un anuncio de televisión, o un catálogo de Navidad, o en la compra de un vecino), húyale, como le huiría a un león rugiente que ha escapado de un zoológico y tiene hambre.<br><br>Pero ¿Correr hacia dónde?<br><br>Hacia el arsenal de la fe, cubrirse rápidamente con la oración de Salmos 119:36: "Inclina mi corazón a tus testimonios, y no a la avaricia," y tomar rápidamente las dos espadas, una corta y otra larga, confeccionadas especialmente por el Espíritu Santo para matar a la codicia, y luego aguardar de pie firme, a la puerta. En cuanto deje ver su rostro mortal muéstrele la espada más corta:<br><br>1 Timoteo 6:6 "Pero gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento." GRAN GANANCIA! GRAN GANANCIA! Quédate donde estás, León de codicia. Tengo gran ganancia en Dios. Esta es mi fe!<br><br>Entonces, antes de que él tenga oportunidad para atacar, usted toma la espada mas larga (Hebreos 13:5-6),"Sean vuestras costumbres sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora; porque él (Dios) dijo, "No te desampararé, ni te dejaré;" de manera que podemos decir confiadamente, "El Señor es mi ayudador; no temeré lo que me pueda hacer el hombre." Y de una puñalada certera. Haga exactamente lo que Pablo dice que debe hacerse en Colosenses 3:5, "Haced morir la avaricia."  
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Por lo tanto, la avaricia es desear algo tanto que se pierde el contentamiento en Dios, o perder el contentamiento en Dios para buscarlo en otra parte.
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¿Alguna vez consideró que los Diez Mandamientos comienzan y terminan con prácticamente el mismo mandamiento? "No tendrás dioses ajenos delante de mí" (Éxodo 20:3) y "No avariciarás" (Éxodo 20:17) son mandamientos casi iguales. Avariciar es desear cualquier otra cosa diferente a Dios de manera que revela una pérdida de contentamiento y satisfacción en él. La avaricia es un corazón dividido entre dos dioses. Por ello, Pablo lo denomina idolatría.
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"Huya de la Avaricia – Pelee la buena batalla de la Fe "
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Ahora, lo que Pablo está haciendo en 1 Timoteo 6:6-12 es tratando de persuadir a la gente de no ser codiciosa. Pero aseguremos de que vemos como Pablo entiende esta batalla contra la avaricia. Él da sus razones para no ser codicioso en los versículos 6-10 (que volveremos a ver), y a continuación, en el versículo 11 le dice a Timoteo que evite o huya de todo eso – huir del amor al dinero y el deseo de ser rico, principalmente de la avaricia.
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Y dice en el versículo 11b, en lugar de ceder a la avaricia", y sigue la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia y la mansedumbre". Y de esta lista escoge la "fe" para darle atención especial, y dice (en el versículo 12), "Pelea la buena batalla de la fe". En esencia, dice entonces, "huye de la avaricia... Pelea la buena batalla de la fe".
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En otras palabras, la lucha contra la avaricia no es otra cosa que la batalla de la fe. Esta es una de las pruebas más claras de que la manera de obedecer los Diez Mandamientos (uno de los cuales es, "No avariciarás!") es por la fe. Es también la prueba de que la avaricia es un estado de incredulidad.
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Si pensamos en ello, eso es justamente lo que la definición de la avaricia implica. Dijimos que la avaricia es desear tanto algo que se pierde el contentamiento en Dios, o es la pérdida de su contentamiento en Dios para que comenzar a buscar satisfacción en otra parte. Este contentamiento es justamente lo que es la fe.
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Jesús dijo en Juan 6:35, "Yo soy el pan de vida; el que viene a mí, nunca tendrá hambre, y el que cree en mí nunca tendrá sed". En otras palabras, creer en Jesús significa experimentarlo como la satisfacción a la sed de mi alma y al hambre de mi corazón. La fe es experimentar contentamiento en Jesús. La batalla de la fe es la lucha por mantener ese contentamiento en Cristo y continuar creyendo que El suplirá todos y cada uno de nuestros deseos.
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La avaricia es entonces, exactamente lo contrario a la fe. Es la pérdida del contentamiento en Cristo de manera que comenzamos a desear otras cosas para satisfacer las ansias de nuestro corazón. No hay duda, que la lucha contra la avaricia es una batalla contra la incredulidad y una batalla por la fe. Cada vez que sintamos la mas minima manifestación de avaricia en nuestro corazón, debemos aminorarla y luchar con todas nuestras fuerzas con las armas de la fe.
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La principal arma de fe es la Palabra de Dios. Así que cuando la avaricia comienza a manifestarse, debemos comenzar a predicarnos a nosotros mismos la Palabra de Dios. Tenemos que escuchar lo que dice Dios. Tenemos que escuchar sus advertencias acerca de lo que le pasa a los codiciosos, y lo grave que es la avaricia. Y tenemos que escuchar sus promesas que le dan gran contentamiento al alma y superan todos los deseos codiciosos.
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Advertencias contra la avaricia
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En primer lugar, algunas advertencias.
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1. La avaricia nunca trae satisfacción
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Eclesiastés 5:10, "El que ama el dinero, no se saciara de dinero; y el que ama el mucho tener, no sacara fruto. También esto es vanidad".
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Esta es la palabra de Dios en cuanto al dinero: no satisface a los que lo aman. Si creemos en El, nos apartaremos del amor al dinero. Es un callejón sin salida.
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Jesús dijo así en Lucas 12:15, "Mirad, y guardaos de toda avaricia; porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee". Si la palabra del Señor necesitara confirmación, es un hecho que existe mucha gente rica miserable en el mundo para demostrar que la satisfacción en la vida no proviene de las posesiones.
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2. La avaricia ahoga la vida espiritual
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Jesús dijo la parábola de la tierra (Marcos 4:1-20) que algunas semillas cayeron sobre las espinas y estas crecieron y las ahogaron.
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Luego interpretó la parábola y dijo que la semilla es la Palabra de Dios. La semilla sembrada entre las espinas se interpreta de este modo: "lo mundano, el deleite en las riquezas y el deseo de otras cosas, entran y ahogan la palabra, y por ende, hay esterilidad".
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Cuando se predica la Palabra de Dios, se levanta una verdadera batalla. El deseo por otras cosas puede ser tan grande que los comienzos de una vida espiritual pueden ahogarse por completo. Esta es una temible advertencia de que todos debemos estar en guardia cada vez que escuchamos la Palabra de Dios para recibirla con fe y no ahogarla con la avaricia.
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3. La avaricia da lugar a muchos otros pecados
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1 Timoteo 6:10 dice: "porque raíz de todos los males es el amor al dinero". Y Santiago 4:2 dice, "Codiciáis, y no tenéis; matáis y ardéis de envidia, y no podéis alcanzar; combatís y lucháis".
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La avaricia es la base de millares de otros pecados. Y esto hace que la advertencia de huir de ella y combatirla con todas nuestras fuerzas, sea aun mayor.
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4. La avaricia le abandona cuando usted mas necesita ayuda
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Le abandona a la hora de la muerte. 1 Timoteo 6:7 dice: "porque nada hemos traído a este mundo, y sin duda nada podremos sacar". En la mayor crisis de su vida, cuando usted necesita contentamiento, esperanza y seguridad más que en cualquier otro momento, su dinero y todas sus posesiones adquieren alas y vuelan lejos. Le abandonan. Solo son amigos de los buenos tiempos. Y al entrar a la eternidad, se entra sin nada, solo con el contentamiento que usted tenia en Dios.
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Si usted muriera ahora mismo, ¿estaría llevando una carga de contentamiento en Dios, o estaría de pie delante de él con un agujero espiritual donde antes se encontraba la avaricia? La avaricia le abandona cuando usted más necesita ayuda.
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5. Al final la avaricia destruye el alma
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1 Timoteo 6:9 dice: "Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo; y en muchas avaricias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición".
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Al final la avaricia destruye el alma en el infierno. La razón por la que estoy seguro de que esta destrucción no es un fiasco financiero temporal, sino la destrucción final en el infierno es que Pablo dice en el versículo 12 que la avaricia debe pelearse con la buena batalla de la fe, y luego añade, "echa mano de la vida eterna, a la cual asimismo fuiste llamado, habiendo hecho la buena profesión delante de muchos testigos”. Lo que está en juego al huirle a la avaricia y luchar la buena batalla de la fe, es la vida eterna. (Véase 6:19).
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Así las cosas, el versículo 9 no está diciendo que la avaricia puede estropear su matrimonio o su empresa (que sin duda lo puede hacer!), sino que la avaricia puede contaminar su eternidad con ruina y destrucción, o como dice el versículo 10 al final, "el cual avariciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores". (Literalmente: "traspasados con muchos dolores.")
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Dios ha ido más allá en la Biblia advirtiéndonos misericordiosamente que la idolatría de la avaricia es una situación en la que no hay ganancia. Es un callejón sin salida en el peor sentido de la palabra. Se trata de un truco y una trampa. Por lo tanto, mi palabra para ustedes es la palabra de 1 Timoteo 6:11: Huye de ella. Cuando la veas venir (en un anuncio de televisión, o un catálogo de Navidad, o en la compra de un vecino), húyale, como le huiría a un león rugiente que ha escapado de un zoológico y tiene hambre.
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Pero ¿Correr hacia dónde?
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Hacia el arsenal de la fe, cubrirse rápidamente con la oración de Salmos 119:36: "Inclina mi corazón a tus testimonios, y no a la avaricia," y tomar rápidamente las dos espadas, una corta y otra larga, confeccionadas especialmente por el Espíritu Santo para matar a la avaricia, y luego aguardar de pie firme, a la puerta. En cuanto deje ver su rostro mortal muéstrele la espada más corta:
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1 Timoteo 6:6 "Pero gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento." GRAN GANANCIA! GRAN GANANCIA! Quédate donde estás, León de avaricia. Tengo gran ganancia en Dios. Esta es mi fe!
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Entonces, antes de que él tenga oportunidad para atacar, usted toma la espada mas larga (Hebreos 13:5-6),"Sean vuestras costumbres sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora; porque él (Dios) dijo, "No te desampararé, ni te dejaré;" de manera que podemos decir confiadamente, "El Señor es mi ayudador; no temeré lo que me pueda hacer el hombre." Y de una puñalada certera. Haga exactamente lo que Pablo dice que debe hacerse en Colosenses 3:5, "Haced morir la avaricia."  
Hermanos y hermanas, toda avaricia es incredulidad. Aprendan conmigo, a cómo usar la espada del Espíritu para luchar la batalla de la buena fe, y lograr la vida eterna!
Hermanos y hermanas, toda avaricia es incredulidad. Aprendan conmigo, a cómo usar la espada del Espíritu para luchar la batalla de la buena fe, y lograr la vida eterna!

Revision as of 19:14, 18 June 2009

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1 Timoteo 6:6-12

La meta que tengo para nosotros en esta serie de mensajes es fijar en nuestra mente de manera permanente esta verdad: debemos combatir el pecado en nuestras vidas luchando contra la incredulidad, y para lograr la justicia, la santidad y el amor debemos pelear la batalla de la fe.

Las tres razones objetivo de esta serie

Existen por lo menos tres razones que la convierten en objetivo para para nosotros.

1. La Necesidad de la perseverancia para la Salvación

En primer lugar, (de conformidad con Hebreos 12:14) hay una santidad sin la cual no vamos a ver el Señor. Hay cristianos practicantes que viven una vida de desobediencia tal, que oirán a Jesús decir (de acuerdo con Mateo 7:23), "Nunca os conocí; apartaos de mi, hacedores de maldad." Hay personas que acuden a la iglesia y creen que son salvas porque oraron y recibieron a Jesús una vez, sin darse cuenta de que la prueba de la autenticidad de dicha oración es la perseverancia. Como dijo Jesús en Mateo 24:13, "Mas el que persevere hasta el fin, este será salvo." Pablo le dice a los creyentes profesantes, "porque si vivís conforme a la carne, moriréis.. "(Romanos 8:13). No quiero que vayan a Belén durante 10, 20 o 30 años y, luego pasen la eternidad en el infierno porque nunca aprendieron a pelear la batalla de la fe y a perseverar en la santidad. Esta es la primera razón por la que estoy predicando esta serie.

2. El camino equivocado hacia la búsqueda de la santidad

La segunda razón es que hay una manera de buscar la santidad que contraproducente y conduce a la muerte. ¡Qué tragedia, si tan solo yo pudiera convencerlos basándome en las Escrituras de que hay una santidad sin la cual vamos a ver al Señor, sin que comenzaran a luchar por conseguirla en una forma que es denunciada en las Escrituras y está condenada al fracaso! Romanos 9:31 dice, "mas Israel, que iba tras una ley de justicia, no la alcanzo. ¿Por qué? Porque no la busco por la fe, sino como si fuera por obras". Y no lo es! Práctica, cada día la justicia se alcanza cuando la ley es perseguida por la fe, no por obras. "Obras" es la guerra de unempowered justicia por la fe en el cumplimiento, la liberación de las promesas de Dios. Así pues, la segunda razón estoy predicando esta serie es que estoy tan preocupada que aprender a luchar por la santidad por la fe y no por obras.

3. La gloria de Dios en nuestra perseverancia

La tercera razón de esta serie es que quiero que Dios sea glorificado en nuestra búsqueda de la santidad, la justicia y el amor. Pero Dios no se glorifica en nuestra búsqueda si no estamos facultados por la fe en sus promesas. Y así, a menos que aprendamos a como pelear la batalla de la fe, podremos lograr objetivos religiosos y morales notables, pero no para la gloria de Dios. Él se glorifica cuando se confía en él (Romanos 4:20). Él se glorifica cuando el poder de santidad proviene de nuestro deleite en sus promesas. Dado que este es un domingo de Reforma, es apropiado dejar que Martin Lutero hable sobre esta gran verdad:
La fe honra a aquel en el que confía con el más reverente y más alto respeto, ya que lo considera veraz y digno de confianza. No hay otro honor igual al de la estima que representa la veracidad y rectitud con la que honramos aquel en quien confiamos. . . Cuando el alma confía firmemente en las promesas de Dios, lo considera como veraz y justo, y reconoce sus atributos. El culto más alto que se le puede rendir a Dios, es este, que le atribuyamos la verdad, rectitud y todo lo que se le atribuye a la persona que se le tiene confianza. (Libertad de un cristiano, colección Dillinger, p. 52)

Así las cosas, mi gran deseo en esta serie es que aprendamos a vivir por el honor de Dios, y esto significa vivir por la fe en las promesas de Dios; significa batallar contra la incredulidad que quiere apoderarse de nuestros corazones, incluyendo la avaricia.

La definición de la avaricia

Nuestro tema del día de hoy es la avaricia.

Creo que nuestro texto en 1 Timoteo deja en claro lo que es la avaricia y que la batalla contra esta, es una batalla contra la incredulidad o una lucha por la fe en las promesas de Dios.

La palabra "avaricia" no se utiliza aquí, sin embargo, es su realidad de lo que trata este texto. Cuando en el versículo 5b dice que algunos de ellos están tratando la piedad como un medio de ganancia, Pablo responde en el versículo 6 que "pero gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento". Esto nos da la clave para la definición de la avaricia. La avaricia es algo que desea tanto que se pierde el contentamiento en Dios. "Gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento".

Lo opuesto a la avaricia es el contentamiento en Dios. Cuando el contentamiento en Dios disminuye, la avaricia por la ganancia aumenta. Por eso Pablo dice en Colosenses 3:5 que la avaricia es idolatría. "Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros: fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia, que es idolatría." Es idolatría, porque el contentamiento que el corazón debería estar recibiendo de Dios, lo comienza a recibir de otro cosa.

Por lo tanto, la avaricia es desear algo tanto que se pierde el contentamiento en Dios, o perder el contentamiento en Dios para buscarlo en otra parte.

¿Alguna vez consideró que los Diez Mandamientos comienzan y terminan con prácticamente el mismo mandamiento? "No tendrás dioses ajenos delante de mí" (Éxodo 20:3) y "No avariciarás" (Éxodo 20:17) son mandamientos casi iguales. Avariciar es desear cualquier otra cosa diferente a Dios de manera que revela una pérdida de contentamiento y satisfacción en él. La avaricia es un corazón dividido entre dos dioses. Por ello, Pablo lo denomina idolatría.

"Huya de la Avaricia – Pelee la buena batalla de la Fe "

Ahora, lo que Pablo está haciendo en 1 Timoteo 6:6-12 es tratando de persuadir a la gente de no ser codiciosa. Pero aseguremos de que vemos como Pablo entiende esta batalla contra la avaricia. Él da sus razones para no ser codicioso en los versículos 6-10 (que volveremos a ver), y a continuación, en el versículo 11 le dice a Timoteo que evite o huya de todo eso – huir del amor al dinero y el deseo de ser rico, principalmente de la avaricia.

Y dice en el versículo 11b, en lugar de ceder a la avaricia", y sigue la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia y la mansedumbre". Y de esta lista escoge la "fe" para darle atención especial, y dice (en el versículo 12), "Pelea la buena batalla de la fe". En esencia, dice entonces, "huye de la avaricia... Pelea la buena batalla de la fe".

En otras palabras, la lucha contra la avaricia no es otra cosa que la batalla de la fe. Esta es una de las pruebas más claras de que la manera de obedecer los Diez Mandamientos (uno de los cuales es, "No avariciarás!") es por la fe. Es también la prueba de que la avaricia es un estado de incredulidad.

Si pensamos en ello, eso es justamente lo que la definición de la avaricia implica. Dijimos que la avaricia es desear tanto algo que se pierde el contentamiento en Dios, o es la pérdida de su contentamiento en Dios para que comenzar a buscar satisfacción en otra parte. Este contentamiento es justamente lo que es la fe.

Jesús dijo en Juan 6:35, "Yo soy el pan de vida; el que viene a mí, nunca tendrá hambre, y el que cree en mí nunca tendrá sed". En otras palabras, creer en Jesús significa experimentarlo como la satisfacción a la sed de mi alma y al hambre de mi corazón. La fe es experimentar contentamiento en Jesús. La batalla de la fe es la lucha por mantener ese contentamiento en Cristo y continuar creyendo que El suplirá todos y cada uno de nuestros deseos.

La avaricia es entonces, exactamente lo contrario a la fe. Es la pérdida del contentamiento en Cristo de manera que comenzamos a desear otras cosas para satisfacer las ansias de nuestro corazón. No hay duda, que la lucha contra la avaricia es una batalla contra la incredulidad y una batalla por la fe. Cada vez que sintamos la mas minima manifestación de avaricia en nuestro corazón, debemos aminorarla y luchar con todas nuestras fuerzas con las armas de la fe.

La principal arma de fe es la Palabra de Dios. Así que cuando la avaricia comienza a manifestarse, debemos comenzar a predicarnos a nosotros mismos la Palabra de Dios. Tenemos que escuchar lo que dice Dios. Tenemos que escuchar sus advertencias acerca de lo que le pasa a los codiciosos, y lo grave que es la avaricia. Y tenemos que escuchar sus promesas que le dan gran contentamiento al alma y superan todos los deseos codiciosos.

Advertencias contra la avaricia

En primer lugar, algunas advertencias.

1. La avaricia nunca trae satisfacción

Eclesiastés 5:10, "El que ama el dinero, no se saciara de dinero; y el que ama el mucho tener, no sacara fruto. También esto es vanidad".

Esta es la palabra de Dios en cuanto al dinero: no satisface a los que lo aman. Si creemos en El, nos apartaremos del amor al dinero. Es un callejón sin salida.

Jesús dijo así en Lucas 12:15, "Mirad, y guardaos de toda avaricia; porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee". Si la palabra del Señor necesitara confirmación, es un hecho que existe mucha gente rica miserable en el mundo para demostrar que la satisfacción en la vida no proviene de las posesiones.

2. La avaricia ahoga la vida espiritual

Jesús dijo la parábola de la tierra (Marcos 4:1-20) que algunas semillas cayeron sobre las espinas y estas crecieron y las ahogaron.

Luego interpretó la parábola y dijo que la semilla es la Palabra de Dios. La semilla sembrada entre las espinas se interpreta de este modo: "lo mundano, el deleite en las riquezas y el deseo de otras cosas, entran y ahogan la palabra, y por ende, hay esterilidad".

Cuando se predica la Palabra de Dios, se levanta una verdadera batalla. El deseo por otras cosas puede ser tan grande que los comienzos de una vida espiritual pueden ahogarse por completo. Esta es una temible advertencia de que todos debemos estar en guardia cada vez que escuchamos la Palabra de Dios para recibirla con fe y no ahogarla con la avaricia.

3. La avaricia da lugar a muchos otros pecados

1 Timoteo 6:10 dice: "porque raíz de todos los males es el amor al dinero". Y Santiago 4:2 dice, "Codiciáis, y no tenéis; matáis y ardéis de envidia, y no podéis alcanzar; combatís y lucháis".

La avaricia es la base de millares de otros pecados. Y esto hace que la advertencia de huir de ella y combatirla con todas nuestras fuerzas, sea aun mayor.

4. La avaricia le abandona cuando usted mas necesita ayuda

Le abandona a la hora de la muerte. 1 Timoteo 6:7 dice: "porque nada hemos traído a este mundo, y sin duda nada podremos sacar". En la mayor crisis de su vida, cuando usted necesita contentamiento, esperanza y seguridad más que en cualquier otro momento, su dinero y todas sus posesiones adquieren alas y vuelan lejos. Le abandonan. Solo son amigos de los buenos tiempos. Y al entrar a la eternidad, se entra sin nada, solo con el contentamiento que usted tenia en Dios.

Si usted muriera ahora mismo, ¿estaría llevando una carga de contentamiento en Dios, o estaría de pie delante de él con un agujero espiritual donde antes se encontraba la avaricia? La avaricia le abandona cuando usted más necesita ayuda.

5. Al final la avaricia destruye el alma

1 Timoteo 6:9 dice: "Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo; y en muchas avaricias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición".

Al final la avaricia destruye el alma en el infierno. La razón por la que estoy seguro de que esta destrucción no es un fiasco financiero temporal, sino la destrucción final en el infierno es que Pablo dice en el versículo 12 que la avaricia debe pelearse con la buena batalla de la fe, y luego añade, "echa mano de la vida eterna, a la cual asimismo fuiste llamado, habiendo hecho la buena profesión delante de muchos testigos”. Lo que está en juego al huirle a la avaricia y luchar la buena batalla de la fe, es la vida eterna. (Véase 6:19).

Así las cosas, el versículo 9 no está diciendo que la avaricia puede estropear su matrimonio o su empresa (que sin duda lo puede hacer!), sino que la avaricia puede contaminar su eternidad con ruina y destrucción, o como dice el versículo 10 al final, "el cual avariciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores". (Literalmente: "traspasados con muchos dolores.")

Dios ha ido más allá en la Biblia advirtiéndonos misericordiosamente que la idolatría de la avaricia es una situación en la que no hay ganancia. Es un callejón sin salida en el peor sentido de la palabra. Se trata de un truco y una trampa. Por lo tanto, mi palabra para ustedes es la palabra de 1 Timoteo 6:11: Huye de ella. Cuando la veas venir (en un anuncio de televisión, o un catálogo de Navidad, o en la compra de un vecino), húyale, como le huiría a un león rugiente que ha escapado de un zoológico y tiene hambre.

Pero ¿Correr hacia dónde?

Hacia el arsenal de la fe, cubrirse rápidamente con la oración de Salmos 119:36: "Inclina mi corazón a tus testimonios, y no a la avaricia," y tomar rápidamente las dos espadas, una corta y otra larga, confeccionadas especialmente por el Espíritu Santo para matar a la avaricia, y luego aguardar de pie firme, a la puerta. En cuanto deje ver su rostro mortal muéstrele la espada más corta:

1 Timoteo 6:6 "Pero gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento." GRAN GANANCIA! GRAN GANANCIA! Quédate donde estás, León de avaricia. Tengo gran ganancia en Dios. Esta es mi fe!

Entonces, antes de que él tenga oportunidad para atacar, usted toma la espada mas larga (Hebreos 13:5-6),"Sean vuestras costumbres sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora; porque él (Dios) dijo, "No te desampararé, ni te dejaré;" de manera que podemos decir confiadamente, "El Señor es mi ayudador; no temeré lo que me pueda hacer el hombre." Y de una puñalada certera. Haga exactamente lo que Pablo dice que debe hacerse en Colosenses 3:5, "Haced morir la avaricia."

Hermanos y hermanas, toda avaricia es incredulidad. Aprendan conmigo, a cómo usar la espada del Espíritu para luchar la batalla de la buena fe, y lograr la vida eterna!

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