Male and Female He Created Them in the Image of God/es

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Génesis 1:26-28

Y dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y ejerza dominio sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo, sobre los ganados, sobre toda la tierra, y sobre todo reptil que se arrastra sobre la tierra. Creó, pues, Dios al hombre a imagen suya, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. Y los bendijo Dios y les dijo: Sed fecundos y multiplicaos, y llenad la tierra y sojuzgadla; ejerced dominio sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo y sobre todo ser viviente que se mueve sobre la tierra.

Quisiera reflexionar con ustedes acerca de tres enseñanzas de este texto. Una de ellas es que Dios creó al ser humano. La segunda, es que Dios nos creó a su imagen. La tercera, es que nos creó hombre y mujer.

Es posible creer estas tres verdades y no ser cristiano. Después de todo, se enseñan justamente aquí, en las Escrituras Judías. Por consiguiente, un judío que cree en las Escrituras aceptaría estas verdades. Pero aunque se puede creer estas verdades y no ser cristiano, todas apuntan al Cristianismo. Todas ruegan por la consumación que surge del trabajo de Cristo. Eso es de lo que quiero hablar, especialmente en relación con la tercera verdad –que fuimos creados a imagen y semejanza de Dios, como hombre y mujer.

1. Tomemos la primera verdad: Que los seres humanos fueron creados por Dios. Creo que esto necesita clarificarse. ¿POR QUÉ nos creó? Cuando uno hace algo, tiene una razón para hacerlo. Pero, el mundo de hoy, ¿da una respuesta adecuada a esta pregunta? El Antiguo Testamento habla del hombre poniendo al mundo ante Su dominio. Habla de que ha sido creado para mostrar la gloria de Dios (Isaías 43:7) Habla de toda la tierra siendo llenada con el conocimiento de la gloria del Señor.

Pero, ¿qué vemos nosotros? Vemos un mundo en rebeldía contra el Creador. Vemos a las Escrituras Judías llegando a un final con la historia de la creación totalmente incompleta, y la esperanza de gloria está aún por llegar. Así que, solamente creer que Dios creó al ser humano de la forma que las Escrituras Judías nos enseñan que lo hizo, ruega porque se cuente el resto de la historia, es decir, el Cristianismo. Sólo en Cristo puede lograrse el propósito de la creación.

2. O tomemos la segunda verdad, por ejemplo: Dios nos creó a su imagen. De seguro, esto debe tener algo que ver con el motivo por el que estamos aquí. Su propósito para crearnos debe tener que ver en forma maravillosa, con el hecho de que no somos ranas, lagartijas ni pájaros, ni tampoco monos. Somos seres humanos a imagen de Dios, sólo nosotros y ningún otro animal.

Pero cómo hemos estropeado esta increíble dignidad. ¿Somos como Dios? En realidad, si y no. Sí, somos como Dios, aún siendo pecadores e incrédulos, hay una semejanza. Lo sabemos porque en Génesis 9:6 Dios dijo a Noé: “El que derrame sangre de hombre, por el hombre su sangre será derramada, porque a imagen de Dios hizo El al hombre”. En otras palabras, aún en un mundo donde abunda el pecado (hasta el punto de asesinato), los seres humanos todavía son a imagen de Dios. No se los puede matar como a los ratones y mosquitos. Pierdes el derecho a la vida si asesinas a un ser humano. (Ver Santiago 3:9).

Pero ¿somos la imagen que Dios quiso que seamos? ¿No está esa imagen tan estropeada que a veces es casi imposible de reconocer? ¿Sientes que eres como Dios en la forma que deberías serlo? De modo que aquí nuevamente, la creencia de que fuimos creados a imagen de Dios ruega por ser completada – en este caso por una redención, una transformación, una forma de re-creación. Y eso es exactamente lo que conlleva el Cristianismo. “Porque por gracia habéis sido salvados por medio de la fe, y esto no de vosotros, sino que es don de Dios, no por obras, para que nadie se gloríe. Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para hacer buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviéramos en ellas... y os vistáis del nuevo hombre, el cual, en la semejanza de Dios, ha sido creado en la justicia y santidad de la verdad” (Ef. 2:8-10; 4:24). Dios nos creó a Su imagen, pero nosotros lo hemos echado a perder completamente y Jesús es la respuesta. Él viene a través de la fe, perdona, limpia y comienza un proyecto de recuperación llamado santificación, que terminará en la gloria que Dios tenía preparada para el ser humano al principio. Por consiguiente, ya que sabemos que fuimos creados a imagen de Dios, nuestro pecado y corrupción ruegan por una respuesta. Y Jesús es la respuesta.

3. La tercera verdad en estos versos es que Dios nos creó hombre y mujer. Y esto también apunta al Cristianismo y ruega por la consumación de Cristo. ¿Cómo? De dos maneras, por lo menos. Una proviene del misterio del matrimonio. La otra, de la histórica fealdad de las relaciones masculino-femeninas en pecado.

Tomemos el misterio del matrimonio. En Génesis 2:24, justo luego de la explicación de cómo fue creada la mujer, Moisés (el escritor de Génesis) dice: “Por tanto el hombre dejará a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y serán una sola carne”. Ahora bien, cuando el apóstol Pablo cita este verso en Efesios 5:31 dice: “Grande es este misterio, pero hablo con referencia a Cristo y a la iglesia”. Y utilizando esto como indicio, desarrolla el significado del matrimonio: Es un símbolo del amor de Dios por la iglesia, representado en el amor del esposo hacia su mujer; y es un símbolo de la feliz sumisión de la iglesia a Cristo representada en la relación de la esposa hacia su marido. Él llama a Génesis 2:24 un “misterio” porque Dios no reveló claramente en Génesis todos Sus propósitos para el matrimonio del hombre y la mujer. Habían referencias en el Antiguo Testamento de que el matrimonio era como la relación de Dios con Su pueblo. Pero sólo con la venida de Cristo el misterio del matrimonio queda explicado en detalle. Intenta ser un reflejo del pacto de Cristo con Su pueblo, Su compromiso con la iglesia.

Se puede observar entonces, cómo Dios al crear al ser humano hombre y mujer y luego al ordenar el matrimonio como la relación en la cual el hombre deja a su padre y a su madre y se une a su esposa en compromiso y pacto, se observa cómo este acto de creación y este mandato del matrimonio ruegan por la revelación de Cristo y Su iglesia. Imploran por el Cristianismo como la revelación del misterio.

Este es un pensamiento muy extraño para muchos, incluso para la mayoría de los cristianos, porque el matrimonio es una institución secular tanto como cristiana. Se lo encuentra en todas las culturas, no sólo en sociedades Cristianas. Entonces, no creemos que los matrimonios no Cristianos que conocemos sean símbolos misteriosos de la relación de Cristo con la iglesia. Pero lo son, y nuestra misma existencia como hombres y mujeres en el matrimonio pide por que Cristo se haga conocer en Su relación con la iglesia. El Cristianismo completa nuestra comprensión acerca del pacto de matrimonio.

Permíteme presentarte una situación y darle un giro que quizá no hayas pensado antes. Cristo vendrá nuevamente a la tierra. Así como lo vieron irse, vendrá nuevamente, según dijeron los ángeles. Entonces imaginemos ese día. Se abren los cielos y suenan las trompetas y el Hijo del Hombre aparece sobre las nubes con poder y gloria y con miles de ángeles brillando como el sol. Él los envía a reunir a Sus elegidos por todo el mundo y resucita de entre los muertos a quienes murieron en Cristo. Él les da cuerpos nuevos y gloriosos como el Suyo propio y transforma al resto de nosotros en un abrir y cerrar de ojos, para que estemos listos para la gloria.

La preparación por siglos de la esposa de Cristo (¡la iglesia!) finalmente se ha completado y Él toma su brazo, figurativamente, y la conduce a la mesa. La cena del Cordero del casamiento ha llegado. Él está a la cabecera de la mesa y un gran silencio cae sobre los millones de santos. Y Él dice: "Éste, mis amados, era el significado del matrimonio. Esto es hacia lo que todo apuntaba. Este es el motivo por el cual los creé hombre y mujer y les ordené celebrar el pacto del matrimonio. De aquí en adelante, no habrá más matrimonio, porque la realidad final ha llegado y la sombra puede desaparecer". (Véase Marcos 12:25; Lucas 20:34-36)

Ahora, recuerda lo que estamos haciendo: Estamos tratando de ver que la tercera verdad, Dios nos creó a su imagen, hombre y mujer, apunta al Cristianismo como su consumación. Y yo dije que lo hace de dos formas. La primera fue por el misterio del matrimonio. La creación del ser humano como hombre y mujer da el marco necesario en la creación, para la ordenanza del matrimonio. No podría haber existido el matrimonio sin el hombre y la mujer. Y el significado del matrimonio no es conocido en su esencia o plenitud, hasta que uno lo ve como una parábola de la relación de Cristo con la iglesia.

Entonces, la creación del ser humano como hombre y mujer apunta al matrimonio, y el matrimonio apunta a Cristo y la iglesia. Consecuentemente, la creencia de que Dios nos creó a Su imagen como hombre y mujer no está completa sin el Cristianismo, sin Cristo y Su trabajo de salvación para la iglesia.

Ahora bien, dije que había otra forma en que la creación como hombre y mujer apunta al Cristianismo como consumación necesaria; esta es, de su distorsión en la histórica fealdad de las relaciones entre el hombre y la mujer. Déjame que trate de explicar.

Cuando el pecado entró al mundo, el efecto sobe nuestras relaciones como hombre y mujer fue devastador. Dios se presenta a Adán, luego de que éste comiera del fruto prohibido, y le pregunta qué ha sucedido. Adán contesta en Génesis 3:12, “La mujer que tú me diste por compañera me dio del árbol, y yo comí”. En otras palabras, es culpa de ella (¡o tuya por dármela!), ¡entonces, si alguien debe morir por comer el fruto es mejor que sea ella!

Allí tenemos el comienzo de toda violencia familiar, todo el abuso hacia la esposa, toda violación, toda difamación sexual, todas las formas de denigración de la mujer que Dios creó a Su imagen.

Génesis 3:16 pronuncia la siguiente maldición sobre el hombre y la mujer caídos: Dios le dice a la mujer, “En gran manera multiplicaré tu dolor en el parto, con dolor darás a luz los hijos; y con todo, tu deseo será para tu marido, y él tendrá dominio sobre ti”. En otras palabras, el  resultado del pecado y la maldición de nuestra era es el conflicto entre los sexos. Este verso no es una descripción de cómo deberían ser las cosas. Es una descripción de la forma en que serán las cosas mientras reine el pecado. Hombres dominantes y mujeres engañosas. Este no es el significado de hombre y mujer a imagen de Dios. Es la fealdad del pecado.

Ahora bien, ¿cómo apunta esa fealdad al Cristianismo? Apunta al Cristianismo porque ansía la curación que el Cristianismo trae a la relación entre hombres y mujeres. Si Dios nos creó a Su imagen COMO HOMBRE Y MUJER, ello implica igualdad en la dignidad, respeto mutuo, armonía, complementariedad, un solo destino. Pero ¿dónde está todo esto en la historia del mundo? Está en la curación que trae Jesús.

Hay tanto para decir aquí. Pero permítanme mencionar sólo dos cosas.

3.1 Primero, Pedro dice en 1 Pedro 3:7, que los esposos cristianos son “coherederos de la gracia de la vida”. ¿Qué significa esto? Significa que en Cristo los hombres y mujeres recuperan el sentido por el que fueron creados hombre y mujer a imagen de Dios. Significa que juntos, como hombre y mujer, deben dar la imagen de la gloria de Dios y juntos como coherederos, deben heredar la gloria de Dios.

La creación como hombre y mujer a imagen de Dios (cuando lo vemos con el pecado) ruega para que sea consumada la curación que surge del trabajo de transformación de Cristo, y la herencia que Él dejó para los pecadores. Cristo recupera del pecado la realidad de que el hombre y mujer son coherederos de la gracia de la vida.

3.2 El otro aspecto para mencionar sobre la forma en que Cristo da vuelta las cosas y supera la fealdad de nuestro conflicto, y además cumple el destino de ser creados hombre y mujer a imagen de Dios, se encuentra en 1 Corintios 7. Allí, Pablo dice algo increíblemente radical para esos días: “A los solteros y a las viudas digo que es bueno para ellos si se quedan como yo... el soltero se preocupa por las cosas del Señor, cómo puede agradar al Señor…la mujer que no está casada y la doncella se preocupan por las cosas del Señor, para ser santas tanto en cuerpo como en espíritu… Esto digo…no para poneros restricción, sino para…asegurar vuestra constante devoción al Señor” (1 Corintios 7: 8, 32-35).

¿Puedes ver lo que esto implica? Implica que la curación que Jesús brinda al hombre y la mujer, creados a imagen de Dios no depende del matrimonio. En realidad, la experiencia de Pablo como hombre soltero (y el modelo de Jesús como soltero) le enseñó que hay cierta devoción resuelta al Señor, que es posible para el hombre o mujer solteros, que no es usualmente la porción de los santos casados.

En otras palabras: El matrimonio es una institución temporaria en esta era, hasta la resurrección de los muertos. La esencia de su significado y propósito es representar la relación de Cristo con la iglesia. Pero cuando venga la realidad, la representación que conocemos será dejada de lado. Y no existirá el matrimonio en la era que viene. Y aquellos que han sido solteros y consagrados al Señor, se sentarán en la cena matrimonial del Cordero, como herederos plenos del don de la vida. Y según su devoción al Señor y sus sacrificios serán recompensados con afecto, relaciones y alegrías más allá de toda imaginación.

Vamos a resumir lo expresado.

1) Dios creó a los seres humanos. Y al finalizar el Antiguo Testamento, este hecho sorprendente demanda el resto de la historia, la Cristiandad, para que tenga sentido lo que Dios quería hacer. Sus propósitos en la creación están incompletos sin el trabajo de Cristo.

2) Dios nos creó A SU IMAGEN. Pero nosotros hemos estropeado esa imagen de tal manera que es casi irreconocible. Consecuentemente, esta verdad ruega por la consumación del Cristianismo, porque lo que hace Jesús es reclamar lo que ha sido perdido. Esto es una "nueva creación en Cristo". Se restaura la imagen en justicia y santidad.

3) Dios nos creó a Su imagen como HOMBRE Y MUJER. Y esto también ruega por la consumación de la verdad del Cristianismo. Nadie puede darse cuenta completamente de lo que significa ser hombre y mujer casados hasta ver que el matrimonio es para mostrar a Cristo y la iglesia. Y nadie puede entender el verdadero destino de ser creados hombre y mujer a imagen de Dios hasta entender que el hombre y la mujer son ambos herederos de la gracia de la vida. Y finalmente, nadie puede entender completamente el significado de estar soltero como hombre y mujer a imagen de Dios, hasta enterarse por Cristo que en el futuro no existirá el matrimonio y consecuentemente, el glorioso destino de ser hombre y mujer a imagen de Dios, no depende del matrimonio, sino de la devoción al Señor.

Entonces, permanezcan, persistan en estas verdades: Dios te ha creado, Él te ha creado a Su imagen, y te ha creado hombre o mujer para que puedas tener completa, radical y única devoción al Señor.

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