What Happens in the New Birth? Part 2/es

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Juan 3:1-10
Caída la noche, un dirigente judío llamado Nicodemo, miembro de la secta de los fariseos, fue a entrevistarse con Jesús. 2 Le dijo: "Rabí, sabemos que Dios te ha enviado como maestro, porque nadie podría hacer las señales milagrosas que tú haces, si Dios no estuviera con él". 3 Jesús le respondió: "Con toda certeza te digo que quien no nazca de nuevo no podrá ver el reino de Dios". 4 Le preguntó Nicodemo: "¿Qué significa eso? ¿Cómo puede nacer de nuevo un hombre cuando ya es viejo? ¿Acaso puede entrar otra vez en el vientre de su madre y volver a nacer?". 5 Jesús le respondió: "Con toda certeza te digo que quien no nazca de nuevo no podrá ver el reino de Dios". 6 Lo que nace del ser humano es vida humana; lo que nace del Espíritu de Dios es vida espiritualmente renovada. 7 No te sorprendas porque yo te haya dicho que os es necesario nacer de nuevo. 8 Esto es como el viento, que lo oyes soplar, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va tampoco sabemos cómo actúa el Espíritu en quienes nacen a la nueva vida que de él procede". 9 Nicodemo siguió preguntando: "¿Qué quieres decir con todo eso?" 10 Jesús prosiguió: "Tú, que eres un maestro de Israel, ¿no sabes de qué te estoy hablando? "


Hoy completaremos el mensaje de la última sesión con respecto a lo que ocurre al nacer de nuevo. Jesús le dijo a Nicodemo en Juan 3:7: "No te sorprendas porque yo te haya dicho que os es necesario nacer de nuevo". Y en el versículo tercero le dice a él, y a todos nosotros, que nuestras vidas eternas dependen de este nacer de nuevo: "Con toda certeza te digo que quien no nazca de nuevo no podrá ver el reino de Dios". Así que no estamos tratando algo marginal, opcional o superficial en la vida cristiana. El nuevo nacimiento no es como el maquillaje que los empleados de la funeraria utilizan para hacer que los cadáveres parezcan estar vivos. Es la creación de vida espiritual, no una imitación de la vida.
En la sesión anterior comenzamos a contestar a la pregunta ¿Qué ocurre al nacer de nuevo? con dos afirmaciones: 1) No es la obtención de una religión nueva, sino de una vida nueva y 2) No es la declaración del aspecto sobrenatural de Jesús sino el experimentarlo por uno mismo.


Una vida nueva a través del Espíritu Santo


Nicodemo era un fariseo y por tanto era muy religioso. Pero no tenía vida espiritual y vio las obras sobrenaturales de Dios en Jesús, pero no experimentó ese trabajo sobrenatural en su propia persona. Uniendo esos dos aspectos por última vez, Jesús dijo que lo que Nicodemo necesitaba era una vida espiritual nueva conferida de manera sobrenatural por el Espíritu Santo. Lo que convierte a esta vida nueva en espiritual y sobrenatural es el hecho de ser la obra de Dios y del Espíritu. Es algo por encima de la vida natural de nuestros corazones físicos y nuestro cerebro.
En el versículo 6, Jesús dice: "Lo que nace del ser humano es vida humana; lo que nace del Espíritu de Dios es vida espiritualmente renovada". La carne tiene un tipo de vida particular y cada ser humano es carne viva. Pero no todo ser humano es espíritu vivo. Para ello, o para tener vida espiritual, Jesús dice que debemos "nacer del Espíritu". La carne genera un tipo de vida y el Espíritu produce otra diferente. Si no tenemos este segundo tipo, no veremos el reino de Dios.


Por el Espíritu Santo y en Jesús


Al concluir la sesión anterior, observamos dos cosas muy importantes: la relación del nacer de nuevo con Jesús y con la fe. Jesús dijo: "Yo soy el camino, la verdad y la vida" (Juan 14:6). El apóstol Juan dijo: "Dios nos ha concedido vida eterna, la vida que está en su Hijo. Por lo tanto, el que tiene al Hijo de Dios tiene en él la vida; el que no tiene al Hijo no tiene la vida" (1 Juan 5:11-12). Así que por una parte, la vida nueva que necesitamos está "en el Hijo", Jesús es esa vida. Si le tenéis, tenéis también una vida espiritual nueva y eterna. Y por otra parte, en Juan 6:63, Jesús dice: "La vida que permanece procede del Espíritu". Es menester nacer del agua y del Espíritu para entrar en el reino de Dios (Juan 3:5).
Por lo tanto tenemos vida al estar conectados con el Hijo de Dios, que es nuestra vida, y ésta es el fruto de la intervención del Espíritu. Concluimos entonces que el trabajo del Espíritu en la regeneración es proporcionarnos una vida nueva al unirnos con Cristo. La manera en que Juan Calvino explica esto es: "El Espíritu Santo es el enlace por el cual Cristo nos une en efecto a Él" (Institutos, III, 1, 1).


Unidos a Jesús a través de la fe


Entonces así es cómo conectamos con la fe. Juan 20:31 dice: "Pero las que aquí se han narrado fueron escritas para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengáis vida por medio de Él”. Y 1 Juan 5:4 dice: "Cualquiera que ha nacido de Dios vence al mundo. Pero esta victoria únicamente puede obtenerse por la fe". Nacer de Dios es la clave para la victoria, así como la fe es también la clave para la victoria. Porque la fe es la manera en que experimentamos el nacer de Dios. Podemos resumir el mensaje de la semana pasada del siguiente modo: al nacer de nuevo, el Espíritu Santo nos da una nueva vida espiritual sobrenaturalmente y nos conecta con Jesucristo a través de la fe.

 
Nacer de nuevo: Una creación nueva, no una mejora de la anterior


Con esto llegamos a la tercera manera de describir lo que ocurre al nacer de nuevo. No es la mejora de vuestra naturaleza humana anterior, sino la creación de una nueva, una que es realmente vosotros, que es perdonada y limpia; una naturaleza que es realmente nueva y que se forma al llenarnos del Espíritu de Dios.
Os voy a mostrar una versión corta del proceso que seguí para llegar a esta conclusión. En Juan 3:5, Jesús le dijo a Nicodemo: "Con toda certeza te digo que es menester nacer del agua y del Espíritu para entrar en el reino de Dios.". ¿Qué quiere decir con las palabras "del Agua y del "Espíritu"? Algunas iglesias creen que esto es una referencia al agua del bautismo, como la manera en que el Espíritu nos une a Cristo. Por ejemplo, hay una página web que lo explica del siguiente modo:
El Bautismo Sagrado es la base de toda vida Cristiana, el pasaje a la vida en el Espíritu y la puerta que da acceso a los otros sacramentos. A través de él nos liberamos del pecado y volvemos a nacer como hijos de Dios; nos convertimos en miembros de Cristo, nos incorporamos a la Iglesia y nos hacemos miembros partícipes de su misión: "El Bautismo es el sacramento de regeneración a través del agua en la palabra".
A millones de personas les han enseñado que su bautismo les hizo nacer de nuevo. Si esto no fuera verdad, sería una tragedia a escala global. Yo no creo que sea verdad, pero entonces, ¿qué quería decir Jesús?


Por qué "agua" no se refiere al bautismo en Juan 3

Vamos a ver una serie de razones por las que la mención del agua aquí no se refiere al bautismo Cristiano. Después, veremos a dónde nos lleva este contexto.


1) El resto del capítulo no vuelve a mencionar el bautismo
En primer lugar, si esto fuera una referencia al bautismo Cristiano y si fuera esencial para nacer de nuevo, parece extraño que no se vuelva a mencionar cuando Jesús nos habla en este capítulo acerca de cómo conseguir la vida eterna. Versículo 15: "Para que todo aquel que crea en él tenga vida eterna". Versículo 16: "Para que todo aquel que crea en él no se pierda y tenga vida eterna". Versículo 18: "Para que todo aquel que crea en él no se condene". Parece extraño entonces que si el bautismo es una parte tan importante, no se vuelva a mencionar junto con la fe.

2) El bautismo no concuerda con la analogía del viento
En segundo lugar, la analogía del viento en el versículo 8 parecería extraña si el nacer de nuevo estuviera ligado tan firmemente con el bautismo del agua. Jesús dice: "Esto es como el viento, que lo oyes soplar, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va tampoco sabemos cómo actúa el Espíritu en quienes nacen a la nueva vida que de él procede". Esto parece indicar que Dios es tan libre como el viento para causar la regeneración. Pero si esto ocurriera cada vez que se rocía a un bebé agua, esa afirmación no sería verdadera. El viento estaría dominado por el sacramento.


3) El bautismo no concuerda con la recriminación de Jesús a Nicodemo
En tercer lugar, si Jesús se refiriera al bautismo cristiano, parecería extraño que le dijera a Nicodemo el fariseo, la frase del versículo 10: "Tú, que eres un maestro de Israel, ¿no sabes de qué te estoy hablando?" Esto tendría sentido si Jesús se estuviera refiriendo a alguna enseñanza del Viejo Testamento. Pero si habla del bautismo que llegará más adelante y toma significado de su vida y muerte, no tendría mucho sentido recriminar a Nicodemo que un maestro de Israel no comprendiera lo que Él estaba diciendo.


4) El agua y el Espíritu están unidos en las promesas del Nuevo Pacto
Finalmente, esa misma afirmación en el versículo 10 nos lleva al Viejo Testamento para mostrarnos algunos antecedentes y nos encontramos con que el agua y el espíritu están ligados fuertemente en las promesas del Nuevo Pacto, especialmente en Ezequiel 36. Observemos esto juntos. Este texto representa la base del resto de este mensaje.


El agua y el Espíritu en Ezequiel 36

Ezequiel profetizó lo que Dios haría por su pueblo cuando los volviera a traer de su exilio en Babilonia. Las implicaciones afectan no sólo al pueblo de Israel porque Jesús afirma que este nuevo pacto ha sido sellado con su sangre y en favor de todos los que confían en él (Lucas 22:20) Esta es una versión de las promesas del nuevo pacto como las que encontramos en Jeremías 31:31ff. Leámoslo juntos. Ezequiel 36:24-28:
Y yo os tomaré de las naciones, y os recogeré de todas las tierras, y os traeré a vuestro país. Esparciré sobre vosotros agua limpia, y seréis limpiados de todas vuestras inmundicias; y de todos vuestros ídolos os limpiaré. Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra. Habitaréis en la tierra que di a vuestros padres, y vosotros seréis mi pueblo, y yo seré vuestro Dios.
Yo creo que éste es el pasaje que da lugar a las palabras de Jesús: "Es menester nacer del agua y del Espíritu para entrar en el reino de Dios". ¿A quién dice: "vosotros seréis mi pueblo, y yo seré vuestro Dios" (versículo 28)? Versículo 25: A quienes les dice: "Esparciré sobre vosotros agua limpia, y seréis limpiados de todas vuestras inmundicias". Y en el versículo 26: A quienes les dice: "Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros". En otras palabras, los que entrarán en Su reino son los que tienen una novedad que incluye una limpieza de lo anterior y una creación de lo nuevo.
Así es que mi conclusión es que "agua y Espíritu " se refieren a dos aspectos de nuestra novedad al nacer de nuevo. La razón por la cual ambos son importantes es esta: Cuando decimos que se nos da un corazón o un espíritu nuevo, no nos referimos a dejar de ser los seres humanos (el ser moralmente responsable) que siempre hemos sido. Yo era el ser humano individual llamado John Piper antes de nacer de nuevo y sigo siendo el mismo ser humano individual John Piper después de este nacimiento. Existe una continuidad. Esa es la razón por la que debe haber una limpieza. Si se eliminara completamente el viejo John Piper, los conceptos de perdón y limpieza serían irrelevantes. No habría nada del pasado que perdonar o limpiar.
Sabemos que la Biblia nos dice que nuestra vieja forma de ser fue clavada en la cruz (Romanos 6:6), que hemos muerto con Cristo (Colosenses 3:3), que nos debemos considerar muertos (Romanos 6:11) y que nos debemos despojar de esa vieja forma de ser (Efesios 4:22). Pero nada de eso significa que no se trate del mismo ser humano durante esta vida. Significa que había una naturaleza anterior, un carácter, principio o desviación viejos de los que hay que deshacerse.
Por tanto, la manera de pensar en este corazón, espíritu, naturaleza nuevos es que todavía sois vosotros y necesitáis ser perdonados y limpiados, por ello la referencia al agua. Mi culpa debe ser eliminada. Hacer esto con agua es una manera de visualizar este proceso. Jeremías 33:8 lo explica así: "Los limpiaré de toda la maldad que cometieron contra mí, y perdonaré todas las iniquidades con que pecaron contra mí y con las que se rebelaron contra mí". La persona que somos, que continúa existiendo, debe ser perdonada y la culpa eliminada.


La necesidad de ser nuevo

Pero el perdón y la limpieza no son suficientes. Necesito ser nuevo. Necesito transformarme. Necesito vida. Necesito una nueva manera de ver, pensar y evaluar las cosas. Por ello Ezequiel habla de un corazón y un espíritu nuevo en los versículos 26 y 27: "Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra".
Esta es mi interpretación de estos versículos: Para aclarar las cosas, el corazón de piedra se refiere al corazón muerto que no sentía ni respondía a la realidad espiritual - el que teníais antes de nacer de nuevo podía sentir. Podía responder con pasión y deseo a muchas cosas. Pero era como una piedra de cara a la belleza y a la verdad espiritual de Jesucristo y a la gloria de Dios en el camino hacia la santidad. Esto es lo que debe cambiar si queremos ver el reino de Dios. Por tanto, al nacer de nuevo, Dios saca ese corazón de piedra y lo sustituye por uno de carne. La palabra carne no significa "sólo humano" como en Juan 3:6, sino que indica algo suave, viviente, que responde y siente, en lugar de una piedra sin vida. Al nacer de nuevo, nuestro aburrimiento muerto y pétreo con Cristo se sustituye por un corazón que siente espiritualmente el valor de Jesús.
Y cuando Ezequiel dice en los versículos 26 y 27: "pondré espíritu nuevo dentro de vosotros. . . . Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra", pienso que habla de que al nacer de nuevo, Dios pone una vida espiritual, sobrenatural y viviente en nuestros corazones y esa vida nueva, el nuevo espíritu, es obra del mismo Espíritu Santo que da forma y carácter a nuestro nuevo corazón.
La imagen que tengo en mi mente es la de un corazón viviente, que responde, cálido y agradable al tacto, como un trozo de escayola, y el Espíritu Santo se aprieta contra él, dándole forma espiritual y moral de acuerdo con su propia forma. Siendo él mismo dentro de nosotros, nuestro corazón y mente adoptan su carácter, su espíritu (Efesios 4:23).


Recibidle como si fuera vuestro tesoro


Miremos hacia atrás ahora y hagamos un resumen de las dos últimas semanas. ¿Qué ocurre al nacer de nuevo? al nacer de nuevo, el Espíritu Santo nos da una nueva vida espiritual sobrenaturalmente y nos conecta con Jesucristo a través de la fe. O dicho de otro modo, El Espíritu nos une a Cristo al limpiar nuestros pecados y sustituye nuestro corazón duro y que no responde por uno suave que valora a Jesús por encima de todo y que se transforma mediante la presencia del Espíritu en el tipo de corazón que ama llevar a cabo la voluntad de Dios (Ezequiel 36:27).
Al experimentar todo esto a través de la fe, os invito ahora, en nombre de Jesús y por el poder de su Espíritu, a que lo recibáis como un tesoro transformacional y perdonador de pecados en vuestra vida.

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